miércoles, 28 de mayo de 2014

Cultura 4.

  HÁBITAT
La sociedad rural del África subsahariana tiene como base la familia, que comprende todos los descendientes de un ancestro, al que veneran como a un dios. La familia puede llegar a ser muy numerosa y convertirse en un clan. La alianza de varios clanes forma una tribu. La autoridad es ejercida por el descendiente más anciano del ancestro, que para tomar decisiones importantes consulta al consejo, formado por personas de experiencia.
El poblado puede estar formado por una o varias familias. La distribución de las casas en los poblados no responde a ningún plan establecido, sino que varía según las circunstancias geográficas y climáticas del entorno. Los Kirdi del Camerún construyen sus casas entre las rocas, para no ocupar el poco terreno del que disponen para cultivar el mijo.
El tipo de casa también está en función de la actividad principal de los habitantes. Aquellos que se dedican a la pesca o a la agricultura, construyen poblados más estables y emplean materiales más consistentes que aquellos que se dedican al pastoreo itinerante o a la caza.
Los materiales que se utilizan para construir las casas, también varían en función de las circunstancias.
Casa Senufo
En las sabanas húmedas, los senufo de Costa de Marfil construyen las paredes de sus casas de planta circular con una estructura de palos y hojas cubierta de barro, y el techo cónico con paja.
En el bosque tropical se utilizan mucho las fibras vegetales trenzadas. Los pastores nómadas utilizan materiales fácilmente desmontables y ligeros, como esteras y pieles. Los masai de Kenia recubren los techos de sus casas con estiércol de vaca.
Los lobi de Burkina Faso viven en unas casas de barro llamadas sukalas, que parecen pequeños castillos. Su interior es como una cueva, y en ocasiones el suelo está a un nivel más bajo que el exterior. Las mujeres hacen fuego y cocinan en el interior.
Interior de una sukala Lobi, en Burkina Fasso El humo, que llena las habitaciones de una atmósfera fantasmagórica e impresionante, escapa por unas aberturas practicadas en el techo, al que se puede acceder subiendo por unas hermosísimas escaleras con peldaños talladas en troncos de madera, que mediante la acción de los humos y los vapores de la comida adquieren una pátina natural de gran belleza.
El techo se soporta con vigas de madera que descansan en troncos con forma de horquilla. El granero ocupa el centro del sukala.
La planta de la vivienda dogón tradicional es antropomorfa. La cabeza está representada por un espacio circular donde se encuentra la cocina. El vientre y el tronco están representados por un recinto rectangular donde se come y se duerme. Los brazos están representados por dos pequeños recintos también rectangulares donde se guarda el grano. Las piernas están representadas por un pequeño vestíbulo transversal. Las puertas de los dogón son un buen ejemplo de su gusto por decorar objetos de uso doméstico con figuraciones artísticas y variadas. Contienen rasgos esenciales de la cosmología dogón, tanto en forma animal como humana. Destaca también la cerradura, que no es simplemente decorativa. Cuenta con un mecanismo interior accionado por una llave. En ocasiones tiene como motivo principal de embellecimiento la pareja de los ancestros.
Puerta Bambara con cerradura tallada en madera

Estos son solo algunos de los muchos imperios que se han sucedido en la historia del África subsahariana, en los que se formaron ciudades y se construyeron grandes edificios.
Una de las consecuencias de la colonización europea en África, fue la proliferación de ciudades más o menos grandes. Cada vez es mayor el número de personas que vive en ciudades.
Las cosas también han cambiado mucho en todo lo referente a los utensilios domésticos. Actualmente, incluso en los sitios más recónditos, cada vez se ven más cacharros de plástico o metal de fabricación china. Tradicionalmente, la afición de los africanos por las cosas bellas no se limitaba a las esculturas, máscaras y demás objetos rituales. También se manifestaba en objetos de uso cotidiano.
Las mujeres de la etnia luba de la República Democrática del Congo, utilizaban durante la noche hermosos reposacabezas para proteger sus complicados peinados. Todos utilizaban los dedos de la mano derecha para comer. Es una costumbre que mantiene la mayoría de los africanos, sobre todo en los poblados.

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